"Una Revista Online nacida para que lo disfrutes tu"
EL HOCICON: Reflexiones...
La vida no será la fiesta que todos deseamos, pero mientras estemos aquí, debemos Bailar"
Para entender, el valor de una hermana, pregúntale a alguien que no tiene una.
Para entender el valor de 10 años pregúntale a una pareja recién divorciada.
Para entender el Valor de 4 años, pregúntale a un recién graduado.
Para entender el valor de 1 año, pregúntale a un estudiante que fracasó en su examen final.
Para entender el valor de 9 meses pregúntale a una madre que acaba de dar a luz a un bebé prematuro.
Para entender el valor de 1 semana, pregúntale a un editor de un periódico semanal.
Para entender el valor de 1 minuto, pregúntale a alguien que ha perdido el tren, el autobus ó un avión.
Para entender el valor de 1 segundo, pregúntale a alguien que haya sobrevivido un accidente.
El tiempo no espera a nadie. Atesora cada momento que tienes, lo apreciarías más si lo compartes con ese ser especial.
Porque...para entender el valor de un amigo o un ser querido, basta con PERDERLO!
"EL HUMOR ES UN ATRIBUTO DE LA INTELIGENCIA"
El Hocicón: Por... Tí...
viernes, 31 de diciembre de 2010
"Cuento Cruel: Cómo conquistar a una mujer" PLOP!
'Dime Maestro de los maestros: ¿Cuál es el camino más corto, seguro y directo para llegar al corazón de una mujer?'.
El maestro le respondió: 'No hay camino seguro al corazón de una mujer, hijo mío; solo senderos al borde de precipicios y caminos sin mapas o brújulas, tapizados de peñascos, de arbustos espinosos y con serpientes ponzoñosas'.
Pero, entonces, Maestro: ¿qué debo hacer para conquistar el corazón de mi amada?
Recuerda amado Discípulo: Conserva en tu mente y en tu corazón las enseñanzas y los consejos que te daré... Síguelos fielmente y llegarás al corazón de la mujer que amas.
1. Lávese los dientes.
2. No se rasque las bolas frente a ella.
3. Regálele flores y muchos, pero muchos presentes.
4. Levante la tapa del inodoro antes de orinar y recuerde bajarla después.
5. Lávese las manos cuando salga del baño.
6. No mastique con la boca abierta.
7. No eructe duro, o mejor, no eructe jamás.
8. No sea peorro.
9.. No hable mal de la madre de ella, ámela como a su propia madre.
10. No diga palabrotas.
11. Ría siempre de los malos chistes de ella.
12. No la cele, o si acaso, un poquito.
13. Deje que ella tenga celos de usted.. Ella sí puede.
14. No críe barriga. Es más, nunca engorde. Ella sí puede (pero nunca se lo diga).
15. No se demore en el baño. Aprenda a pasar coleto en el baño, pero aun así, no se demore.
16. No deje la toalla tirada.
17. No diga que ella no sabe manejar.
18. No llegue tarde a casa. Salga de trabajar y váyase de inmediato para su casa..
19. No se entretenga con los amigos. O mejor, no tenga amigos.
20. No sueñe con tener amigas.
21. Nunca mire ni hable de las tetas o del culo de las amigas de ella.
22. No sea tacaño. Use cuando menos dos tarjetas débito y dos de crédito.
23. No mire a otras mujeres. Es más, entienda de una vez que no existen otras mujeres.
24. No hable de su ex. Usted nunca tuvo a nadie antes que ella.
25. Dígale 'Te amo', al menos 24 veces al día.
26. Aprenda a cocinar.
27. Lave los platos y deje la cocina limpia.
28. Arregle la cama (siempre).
29. Llámela desde cualquier lugar, ojalá cuando usted esté más ocupado.
30. Deje que ella compre ropa, zapatos, etc., siempre que ella quiera. Es más, ayúdela a caminar durante horas eligiendo lo que quiera comprar (y sonría mientras camina).
31. Deje que ella converse durante horas por teléfono, y si puede, páguele la factura del celular.
32. No ronque.
33. Recuerde, a usted no le gusta el fútbol y odia las carreras de fórmula 1.
34. Aféitese todos los días para que no la lastime.
35. No piense solamente en sexo, pero tampoco exagere; propóngaselo con frecuencia, aunque esté cansado.
36. Respete cuando a ella le duela la cabeza, pero si ella se lo pide, complázcala de inmediato. ¡Ah!, y no se vaya a quedar dormidote inmediatamente después de acabar,debe mirarla a los ojos y acariciarla hasta que sea ella quien se quede plácidamente dormida.
37. Diga en todo momento que ella es la mujer más bella que jamás ha visto.
El Discípulo, agobiado, se vuelve para bajar de la montaña y el Maestro le dice: '¡Espera, hijo mío, vuelve acá!'
El Discípulo contesta:
'Nooo, Maestro...
... ¡Ahora entiendo por qué hay tanto maricucho, GAY ! ¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨
martes, 21 de diciembre de 2010
"Poema a la caca"
Poema a la Caca"
Para todas y todos Poema a la caca,
Si, a la caca
A la caca mis valientes..
De los placeres sin pecar
el mas dulce es el cagar
con un periódico extendido
y un cigarrillo encendido
queda el culo complacido
y la mierda en su lugar
Cagar es un placer
de cagar nadie se escapa
caga el rey, caga el papa
caga el buey, caga la vaca
Y hasta la señorita más guapa
hace sus bolitas de caca
Viene el perro y lo huele
Viene el gato y lo tapa
total en este mundo
de caca de cagar nadie se escapa
Que triste es amar sin ser amado
Pero mas triste es cagar
sin haber almorzado
Hay cacas blancas por hepatitis
Las hay blandas por gastritis
Cualquiera que sea la causa
Siempre te alcanza
Aprieta las piernas duro
que cuando el trozo es seguro
aunque este bien fruncido el culo
Será por los menos pedo séguro
Los escritores de baño
Son poetas de ocasión
que buscan entre la mierda
su fuente de inspiración
Vosotros que os creéis sagaces
y de todo os reís
decidme si sois capaz de
cagar y no hacer pis
Caga tranquilo
caga sin pena
pero no se te olvide
tirar de la cadena
El tipo que aquí se sienta
y de escribir versos se acuerda
no me vengan a decir
que no es un poeta de mierda
En este lugar sagrado
donde acude tanta gente
hace fuerza el más cobarde
y se caga el más valiente
Para ti que siempre
estas en el baño
caguen tranquilos
caguen contentos
pero por favor
caguen adentro
Ya con esta me despido
no los quiero yo cansar
de tanto que he hablado
paja, me han dado
ganas de cagar
Caga el buey, caga el rebaño
y yo mejor me voy corriendo
a poner mi plasta en el baño.
viernes, 17 de diciembre de 2010
Peruano de Exportación: Discurso Premio Nobel Mario Vargas LLosa
Discurso Mario Vargas LLosa Premio Nobel de la Literatura, ante la Academia Sueca:
Aprendí a leer a los cinco años, en la clase del hermano Justiniano, en el Colegio de la Salle, en Cochabamba (Bolivia). Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida. Casi setenta años después recuerdo con nitidez cómo esa magia, traducir las palabras de los libros en imágenes, enriqueció mi vida, rompiendo las barreras del tiempo y del espacio y permitiéndome viajar con el capitán Nemo veinte mil leguas de viaje submarino, luchar junto a d’Artagnan, Athos, Portos y Aramís contra las intrigas que amenazan a la Reina en los tiempos del sinuoso Richelieu, o arrastrarme por las entrañas de París, convertido en Jean Valjean, con el cuerpo inerte de Marius a cuestas.
La lectura convertía el sueño en vida y la vida en sueño y ponía al alcance del pedacito de hombre que era yo el universo de la literatura. Mi madre me contó que las primeras cosas que escribí fueron continuaciones de las historias que leía pues me apenaba que se terminaran o quería enmendarles el final. Y acaso sea eso lo que me he pasado la vida haciendo sin saberlo: prolongando en el tiempo, mientras crecía, maduraba y envejecía, las historias que llenaron mi infancia de exaltación y de aventuras.
Me gustaría que mi madre estuviera aquí, ella que solía emocionarse y llorar leyendo los poemas de Amado Nervo y de Pablo Neruda, y también el abuelo Pedro, de gran nariz y calva reluciente, que celebraba mis versos, y el tío Lucho que tanto me animó a volcarme en cuerpo y alma a escribir aunque la literatura, en aquel tiempo y lugar, alimentara tan mal a sus cultores. Toda la vida he tenido a mi lado gentes así, que me querían y alentaban, y me contagiaban su fe cuando dudaba. Gracias a ellos y, sin duda, también, a mi terquedad y algo de suerte, he podido dedicar buena parte de mi tiempo a esta pasión, vicio y maravilla que es escribir, crear una vida paralela donde refugiarnos contra la adversidad, que vuelve natural lo extraordinario y extraordinario lo natural, disipa el caos, embellece lo feo, eterniza el instante y torna la muerte un espectáculo pasajero.
No era fácil escribir historias. Al volverse palabras, los proyectos se marchitaban en el papel y las ideas e imágenes desfallecían. ¿Cómo reanimarlos? Por fortuna, allí estaban los maestros para aprender de ellos y seguir su ejemplo. Flaubert me enseñó que el talento es una disciplina tenaz y una larga paciencia. Faulkner, que es la forma –la escritura y la estructura– lo que engrandece o empobrece los temas. Martorell, Cervantes, Dickens, Balzac, Tolstoi, Conrad, Thomas Mann, que el número y la ambición son tan importantes en una novela como la destreza estilística y la estrategia narrativa. Sartre, que las palabras son actos y que una novela, una obra de teatro, un ensayo, comprometidos con la actualidad y las mejores opciones, pueden cambiar el curso de la historia. Camus y Orwell, que una literatura desprovista de moral es inhumana y Malraux que el heroísmo y la épica cabían en la actualidad tanto como en el tiempo de los argonautas, la Odisea y la Ilíada.
Si convocara en este discurso a todos los escritores a los que debo algo o mucho sus sombras nos sumirían en la oscuridad. Son innumerables. Además de revelarme los secretos del oficio de contar, me hicieron explorar los abismos de lo humano, admirar sus hazañas y horrorizarme con sus desvaríos. Fueron los amigos más serviciales, los animadores de mi vocación, en cuyos libros descubrí que, aun en las peores circunstancias, hay esperanzas y que vale la pena vivir, aunque fuera sólo porque sin la vida no podríamos leer ni fantasear historias.
Algunas veces me pregunté si en países como el mío, con escasos lectores y tantos pobres, analfabetos e injusticias, donde la cultura era privilegio de tan pocos, escribir no era un lujo solipsista. Pero estas dudas nunca asfixiaron mi vocación y seguí siempre escribiendo, incluso en aquellos períodos en que los trabajos alimenticios absorbían casi todo mi tiempo. Creo que hice lo justo, pues, si para que la literatura florezca en una sociedad fuera requisito alcanzar primero la alta cultura, la libertad, la prosperidad y la justicia, ella no hubiera existido nunca. Por el contrario, gracias a la literatura, a las conciencias que formó, a los deseos y anhelos que inspiró, al desencanto de lo real con que volvemos del viaje a una bella fantasía, la civilización es ahora menos cruel que cuando los contadores de cuentos comenzaron a humanizar la vida con sus fábulas. Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría. Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida. Quien busca en la ficción lo que no tiene, dice, sin necesidad de decirlo, ni siquiera saberlo, que la vida tal como es no nos basta para colmar nuestra sed de absoluto, fundamento de la condición humana, y que debería ser mejor. Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola.
Sin las ficciones seríamos menos conscientes de la importancia de la libertad para que la vida sea vivible y del infierno en que se convierte cuando es conculcada por un tirano, una ideología o una religión. Quienes dudan de que la literatura, además de sumirnos en el sueño de la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda forma de opresión, pregúntense por qué todos los regímenes empeñados en controlar la conducta de los ciudadanos de la cuna a la tumba, la temen tanto que establecen sistemas de censura para reprimirla y vigilan con tanta suspicacia a los escritores independientes. Lo hacen porque saben el riesgo que corren dejando que la imaginación discurra por los libros, lo sediciosas que se vuelven las ficciones cuando el lector coteja la libertad que las hace posibles y que en ellas se ejerce, con el oscurantismo y el miedo que lo acechan en el mundo real. Lo quieran o no, lo sepan o no, los fabuladores, al inventar historias, propagan la insatisfacción, mostrando que el mundo está mal hecho, que la vida de la fantasía es más rica que la de la rutina cotidiana. Esa comprobación, si echa raíces en la sensibilidad y la conciencia, vuelve a los ciudadanos más difíciles de manipular, de aceptar las mentiras de quienes quisieran hacerles creer que, entre barrotes, inquisidores y carceleros viven más seguros y mejor.
La buena literatura tiende puentes entre gentes distintas y, haciéndonos gozar, sufrir o sorprendernos, nos une por debajo de las lenguas, creencias, usos, costumbres y prejuicios que nos separan. Cuando la gran ballena blanca sepulta al capitán Ahab en el mar, se encoge el corazón de los lectores idénticamente en Tokio, Lima o Tombuctú. Cuando Emma Bovary se traga el arsénico, Anna Karenina se arroja al tren y Julián Sorel sube al patíbulo, y cuando, en El Sur, el urbano doctor Juan Dahlmann sale de aquella pulpería de la pampa a enfrentarse al cuchillo de un matón, o advertimos que todos los pobladores de Comala, el pueblo de Pedro Páramo, están muertos, el estremecimiento es semejante en el lector que adora a Buda, Confucio, Cristo, Alá o es un agnóstico, vista saco y corbata, chilaba, kimono o bombachas. La literatura crea una fraternidad dentro de la diversidad humana y eclipsa las fronteras que erigen entre hombres y mujeres la ignorancia, las ideologías, las religiones, los idiomas y la estupidez.
Como todas las épocas han tenido sus espantos, la nuestra es la de los fanáticos, la de los terroristas suicidas, antigua especie convencida de que matando se gana el paraíso, que la sangre de los inocentes lava las afrentas colectivas, corrige las injusticias e impone la verdad sobre las falsas creencias. Innumerables víctimas son inmoladas cada día en diversos lugares del mundo por quienes se sienten poseedores de verdades absolutas. Creíamos que, con el desplome de los imperios totalitarios, la convivencia, la paz, el pluralismo, los derechos humanos, se impondrían y el mundo dejaría atrás los holocaustos, genocidios, invasiones y guerras de exterminio. Nada de eso ha ocurrido. Nuevas formas de barbarie proliferan atizadas por el fanatismo y, con la multiplicación de armas de destrucción masiva, no se puede excluir que cualquier grupúsculo de enloquecidos redentores provoque un día un cataclismo nuclear. Hay que salirles al paso, enfrentarlos y derrotarlos. No son muchos, aunque el estruendo de sus crímenes retumbe por todo el planeta y nos abrumen de horror las pesadillas que provocan. No debemos dejarnos intimidar por quienes quisieran arrebatarnos la libertad que hemos ido conquistando en la larga hazaña de la civilización. Defendamos la democracia liberal, que, con todas sus limitaciones, sigue significando el pluralismo político, la convivencia, la tolerancia, los derechos humanos, el respeto a la crítica, la legalidad, las elecciones libres, la alternancia en el poder, todo aquello que nos ha ido sacando de la vida feral y acercándonos –aunque nunca llegaremos a alcanzarla– a la hermosa y perfecta vida que finge la literatura, aquella que sólo inventándola, escribiéndola y leyéndola podemos merecer. Enfrentándonos a los fanáticos homicidas defendemos nuestro derecho a soñar y a hacer nuestros sueños realidad.
En mi juventud, como muchos escritores de mi generación, fui marxista y creí que el socialismo sería el remedio para la explotación y las injusticias sociales que arreciaban en mi país, América Latina y el resto del Tercer Mundo. Mi decepción del estatismo y el colectivismo y mi tránsito hacia el demócrata y el liberal que soy –que trato de ser– fue largo, difícil, y se llevó a cabo despacio y a raíz de episodios como la conversión de la Revolución Cubana, que me había entusiasmado al principio, al modelo autoritario y vertical de la Unión Soviética, el testimonio de los disidentes que conseguía escurrirse entre las alambradas del Gulag, la invasión de Checoeslovaquia por los países del Pacto de Varsovia, y gracias a pensadores como Raymond Aron, Jean-François Revel, Isaiah Berlin y Karl Popper, a quienes debo mi revalorización de la cultura democrática y de las sociedades abiertas. Esos maestros fueron un ejemplo de lucidez y gallardía cuando la intelligentsia de Occidente parecía, por frivolidad u oportunismo, haber sucumbido al hechizo del socialismo soviético, o, peor todavía, al aquelarre sanguinario de la revolución cultural china.
De niño soñaba con llegar algún día a París porque, deslumbrado con la literatura francesa, creía que vivir allí y respirar el aire que respiraron Balzac, Stendhal, Baudelaire, Proust, me ayudaría a convertirme en un verdadero escritor, que si no salía del Perú sólo sería un seudo escritor de días domingos y feriados. Y la verdad es que debo a Francia, a la cultura francesa, enseñanzas inolvidables, como que la literatura es tanto una vocación como una disciplina, un trabajo y una terquedad. Viví allí cuando Sartre y Camus estaban vivos y escribiendo, en los años de Ionesco, Beckett, Bataille y Cioran, del descubrimiento del teatro de Brecht y el cine de Ingmar Bergman, el TNP de Jean Vilar y el Odéon de Jean Louis Barrault, de la Nouvelle Vague y le Nouveau Roman y los discursos, bellísimas piezas literarias, de André Malraux, y, tal vez, el espectáculo más teatral de la Europa de aquel tiempo, las conferencias de prensa y los truenos olímpicos del general de Gaulle. Pero, acaso, lo que más le agradezco a Francia sea el descubrimiento de América Latina. Allí aprendí que el Perú era parte de una vasta comunidad a la que hermanaban la historia, la geografía, la problemática social y política, una cierta manera de ser y la sabrosa lengua en que hablaba y escribía. Y que en esos mismos años producía una literatura novedosa y pujante. Allí leí a Borges, a Octavio Paz, Cortázar, García Márquez, Fuentes, Cabrera Infante, Rulfo, Onetti, Carpentier, Edwards, Donoso y muchos otros, cuyos escritos estaban revolucionando la narrativa en lengua española y gracias a los cuales Europa y buena parte del mundo descubrían que América Latina no era sólo el continente de los golpes de Estado, los caudillos de opereta, los guerrilleros barbudos y las maracas del mambo y el chachachá, sino también ideas, formas artísticas y fantasías literarias que trascendían lo pintoresco y hablaban un lenguaje universal.
De entonces a esta época, no sin tropiezos y resbalones, América Latina ha ido progresando, aunque, como decía el verso de César Vallejo, todavía Hay, hermanos, muchísimo que hacer. Padecemos menos dictaduras que antaño, sólo Cuba y su candidata a secundarla, Venezuela, y algunas seudodemocracias populistas y payasas, como las de Bolivia y Nicaragua. Pero en el resto del continente, mal que mal, la democracia está funcionando, apoyada en amplios consensos populares, y, por primera vez en nuestra historia, tenemos una izquierda y una derecha que, como en Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Colombia, República Dominicana, México y casi todo Centroamérica, respetan la legalidad, la libertad de crítica, las elecciones y la renovación en el poder. Ése es el buen camino y, si persevera en él, combate la insidiosa corrupción y sigue integrándose al mundo, América Latina dejará por fin de ser el continente del futuro y pasará a serlo del presente.
Nunca me he sentido un extranjero en Europa, ni, en verdad, en ninguna parte. En todos los lugares donde he vivido, en París, en Londres, en Barcelona, en Madrid, en Berlín, en Washington, Nueva York, Brasil o la República Dominicana, me sentí en mi casa. Siempre he hallado una querencia donde podía vivir en paz y trabajando, aprender cosas, alentar ilusiones, encontrar amigos, buenas lecturas y temas para escribir. No me parece que haberme convertido, sin proponérmelo, en un ciudadano del mundo, haya debilitado eso que llaman “las raíces”, mis vínculos con mi propio país –lo que tampoco tendría mucha importancia–, porque, si así fuera, las experiencias peruanas no seguirían alimentándome como escritor y no asomarían siempre en mis historias, aun cuando éstas parezcan ocurrir muy lejos del Perú. Creo que vivir tanto tiempo fuera del país donde nací ha fortalecido más bien aquellos vínculos, añadiéndoles una perspectiva más lúcida, y la nostalgia, que sabe diferenciar lo adjetivo y lo sustancial y mantiene reverberando los recuerdos. El amor al país en que uno nació no puede ser obligatorio, sino, al igual que cualquier otro amor, un movimiento espontáneo del corazón, como el que une a los amantes, a padres e hijos, a los amigos entre sí.
Al Perú yo lo llevo en las entrañas porque en él nací, crecí, me formé, y viví aquellas experiencias de niñez y juventud que modelaron mi personalidad, fraguaron mi vocación, y porque allí amé, odié, gocé, sufrí y soñé. Lo que en él ocurre me afecta más, me conmueve y exaspera más que lo que sucede en otras partes. No lo he buscado ni me lo he impuesto, simplemente es así. Algunos compatriotas me acusaron de traidor y estuve a punto de perder la ciudadanía cuando, durante la última dictadura, pedí a los gobiernos democráticos del mundo que penalizaran al régimen con sanciones diplomáticas y económicas, como lo he hecho siempre con todas las dictaduras, de cualquier índole, la de Pinochet, la de Fidel Castro, la de los talibanes en Afganistán, la de los imanes de Irán, la del apartheid de Africa del Sur, la de los sátrapas uniformados de Birmania (hoy Myanmar). Y lo volvería a hacer mañana si –el destino no lo quiera y los peruanos no lo permitan– el Perú fuera víctima una vez más de un golpe de estado que aniquilara nuestra frágil democracia. Aquella no fue la acción precipitada y pasional de un resentido, como escribieron algunos polígrafos acostumbrados a juzgar a los demás desde su propia pequeñez. Fue un acto coherente con mi convicción de que una dictadura representa el mal absoluto para un país, una fuente de brutalidad y corrupción y de heridas profundas que tardan mucho en cerrar, envenenan su futuro y crean hábitos y prácticas malsanas que se prolongan a lo largo de las generaciones demorando la reconstrucción democrática. Por eso, las dictaduras deben ser combatidas sin contemplaciones, por todos los medios a nuestro alcance, incluidas las sanciones económicas. Es lamentable que los gobiernos democráticos, en vez de dar el ejemplo, solidarizándose con quienes, como las Damas de Blanco en Cuba, los resistentes venezolanos, o Aung San Suu Kyi y Liu Xiaobo, que se enfrentan con temeridad a las dictaduras que sufren, se muestren a menudo complacientes no con ellos sino con sus verdugos. Aquellos valientes, luchando por su libertad, también luchan por la nuestra.
Un compatriota mío, José María Arguedas, llamó al Perú el país de “todas las sangres”. No creo que haya fórmula que lo defina mejor. Eso somos y eso llevamos dentro todos los peruanos, nos guste o no: una suma de tradiciones, razas, creencias y culturas procedentes de los cuatro puntos cardinales. A mí me enorgullece sentirme heredero de las culturas prehispánicas que fabricaron los tejidos y mantos de plumas de Nazca y Paracas y los ceramios mochicas o incas que se exhiben en los mejores museos del mundo, de los constructores de Machu Picchu, el Gran Chimú, Chan Chan, Kuelap, Sipán, las huacas de La Bruja y del Sol y de la Luna, y de los españoles que, con sus alforjas, espadas y caballos, trajeron al Perú a Grecia, Roma, la tradición judeo-cristiana, el Renacimiento, Cervantes, Quevedo y Góngora, y la lengua recia de Castilla que los Andes dulcificaron. Y de que con España llegara también el África con su reciedumbre, su música y su efervescente imaginación a enriquecer la heterogeneidad peruana. Si escarbamos un poco descubrimos que el Perú, como el Aleph de Borges, es en pequeño formato el mundo entero. ¡Qué extraordinario privilegio el de un país que no tiene una identidad porque las tiene todas!
La conquista de América fue cruel y violenta, como todas las conquistas, desde luego, y debemos criticarla, pero sin olvidar, al hacerlo, que quienes cometieron aquellos despojos y crímenes fueron, en gran número, nuestros bisabuelos y tatarabuelos, los españoles que fueron a América y allí se acriollaron, no los que se quedaron en su tierra. Aquellas críticas, para ser justas, deben ser una autocrítica. Porque, al independizarnos de España, hace doscientos años, quienes asumieron el poder en las antiguas colonias, en vez de redimir al indio y hacerle justicia por los antiguos agravios, siguieron explotándolo con tanta codicia y ferocidad como los conquistadores, y, en algunos países, diezmándolo y exterminándolo. Digámoslo con toda claridad: desde hace dos siglos la emancipación de los indígenas es una responsabilidad exclusivamente nuestra y la hemos incumplido. Ella sigue siendo una asignatura pendiente en toda América Latina. No hay una sola excepción a este oprobio y vergüenza.
Quiero a España tanto como al Perú y mi deuda con ella es tan grande como el agradecimiento que le tengo. Si no hubiera sido por España jamás hubiera llegado a esta tribuna, ni a ser un escritor conocido, y tal vez, como tantos colegas desafortunados, andaría en el limbo de los escribidores sin suerte, sin editores, ni premios, ni lectores, cuyo talento acaso –triste consuelo– descubriría algún día la posteridad. En España se publicaron todos mis libros, recibí reconocimientos exagerados, amigos como Carlos Barral y Carmen Balcells y tantos otros se desvivieron porque mis historias tuvieran lectores. Y España me concedió una segunda nacionalidad cuando podía perder la mía. Jamás he sentido la menor incompatibilidad entre ser peruano y tener un pasaporte español porque siempre he sentido que España y el Perú son el anverso y el reverso de una misma cosa, y no sólo en mi pequeña persona, también en realidades esenciales como la historia, la lengua y la cultura.
De todos los años que he vivido en suelo español, recuerdo con fulgor los cinco que pasé en la querida Barcelona a comienzos de los años setenta. La dictadura de Franco estaba todavía en pie y aún fusilaba, pero era ya un fósil en hilachas, y, sobre todo en el campo de la cultura, incapaz de mantener los controles de antaño. Se abrían rendijas y resquicios que la censura no alcanzaba a parchar y por ellas la sociedad española absorbía nuevas ideas, libros, corrientes de pensamiento y valores y formas artísticas hasta entonces prohibidos por subversivos. Ninguna ciudad aprovechó tanto y mejor que Barcelona este comienzo de apertura ni vivió una efervescencia semejante en todos los campos de las ideas y la creación. Se convirtió en la capital cultural de España, el lugar donde había que estar para respirar el anticipo de la libertad que se vendría. Y, en cierto modo, fue también la capital cultural de América Latina por la cantidad de pintores, escritores, editores y artistas procedentes de los países latinoamericanos que allí se instalaron, o iban y venían a Barcelona, porque era donde había que estar si uno quería ser un poeta, novelista, pintor o compositor de nuestro tiempo. Para mí, aquellos fueron unos años inolvidables de compañerismo, amistad, conspiraciones y fecundo trabajo intelectual. Igual que antes París, Barcelona fue una Torre de Babel, una ciudad cosmopolita y universal, donde era estimulante vivir y trabajar, y donde, por primera vez desde los tiempos de la guerra civil, escritores españoles y latinoamericanos se mezclaron y fraternizaron, reconociéndose dueños de una misma tradición y aliados en una empresa común y una certeza: que el final de la dictadura era inminente y que en la España democrática la cultura sería la protagonista principal.
Aunque no ocurrió así exactamente, la transición española de la dictadura a la democracia ha sido una de las mejores historias de los tiempos modernos, un ejemplo de como, cuando la sensatez y la racionalidad prevalecen y los adversarios políticos aparcan el sectarismo en favor del bien común, pueden ocurrir hechos tan prodigiosos como los de las novelas del realismo mágico. La transición española del autoritarismo a la libertad, del subdesarrollo a la prosperidad, de una sociedad de contrastes económicos y desigualdades tercermundistas a un país de clases medias, su integración a Europa y su adopción en pocos años de una cultura democrática, ha admirado al mundo entero y disparado la modernización de España. Ha sido para mí una experiencia emocionante y aleccionadora vivirla de muy cerca y a ratos desde dentro. Ojalá que los nacionalismos, plaga incurable del mundo moderno y también de España, no estropeen esta historia feliz.
Detesto toda forma de nacionalismo, ideología –o, más bien, religión– provinciana, de corto vuelo, excluyente, que recorta el horizonte intelectual y disimula en su seno prejuicios étnicos y racistas, pues convierte en valor supremo, en privilegio moral y ontológico, la circunstancia fortuita del lugar de nacimiento. Junto con la religión, el nacionalismo ha sido la causa de las peores carnicerías de la historia, como las de las dos guerras mundiales y la sangría actual del Medio Oriente. Nada ha contribuido tanto como el nacionalismo a que América Latina se haya balcanizado, ensangrentado en insensatas contiendas y litigios y derrochado astronómicos recursos en comprar armas en vez de construir escuelas, bibliotecas y hospitales.
No hay que confundir el nacionalismo de orejeras y su rechazo del “otro”, siempre semilla de violencia, con el patriotismo, sentimiento sano y generoso, de amor a la tierra donde uno vio la luz, donde vivieron sus ancestros y se forjaron los primeros sueños, paisaje familiar de geografías, seres queridos y ocurrencias que se convierten en hitos de la memoria y escudos contra la soledad. La patria no son las banderas ni los himnos, ni los discursos apodícticos sobre los héroes emblemáticos, sino un puñado de lugares y personas que pueblan nuestros recuerdos y los tiñen de melancolía, la sensación cálida de que, no importa donde estemos, existe un hogar al que podemos volver.
El Perú es para mí una Arequipa donde nací pero nunca viví, una ciudad que mi madre, mis abuelos y mis tíos me enseñaron a conocer a través de sus recuerdos y añoranzas, porque toda mi tribu familiar, como suelen hacer los arequipeños, se llevó siempre a la Ciudad Blanca con ella en su andariega existencia. Es la Piura del desierto, el algarrobo y el sufrido burrito, al que los piuranos de mi juventud llamaban “el pie ajeno” –lindo y triste apelativo–, donde descubrí que no eran las cigüeñas las que traían los bebes al mundo sino que los fabricaban las parejas haciendo unas barbaridades que eran pecado mortal. Es el Colegio San Miguel y el Teatro Variedades donde por primera vez vi subir al escenario una obrita escrita por mí. Es la esquina de Diego Ferré y Colón, en el Miraflores limeño –la llamábamos el Barrio Alegre–, donde cambié el pantalón corto por el largo, fumé mi primer cigarrillo, aprendí a bailar, a enamorar y a declararme a las chicas. Es la polvorienta y temblorosa redacción del diario La Crónica donde, a mis dieciséis años, velé mis primeras armas de periodista, oficio que, con la literatura, ha ocupado casi toda mi vida y me ha hecho, como los libros, vivir más, conocer mejor el mundo y frecuentar a gente de todas partes y de todos los registros, gente excelente, buena, mala y execrable. Es el Colegio Militar Leoncio Prado, donde aprendí que el Perú no era el pequeño reducto de clase media en el que yo había vivido hasta entonces confinado y protegido, sino un país grande, antiguo, enconado, desigual y sacudido por toda clase de tormentas sociales. Son las células clandestinas de Cahuide en las que con un puñado de sanmarquinos preparábamos la revolución mundial. Y el Perú son mis amigos y amigas del Movimiento Libertad con los que por tres años, entre las bombas, apagones y asesinatos del terrorismo, trabajamos en defensa de la democracia y la cultura de la libertad.
El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años y que todavía soporta las manías, neurosis y rabietas que me ayudan a escribir. Sin ella mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico y no hubieran nacido Álvaro, Gonzalo, Morgana ni los seis nietos que nos prolongan y alegran la existencia. Ella hace todo y todo lo hace bien. Resuelve los problemas, administra la economía, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas, y es tan generosa que, hasta cuando cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: “Mario, para lo único que tú sirves es para escribir”.
Volvamos a la literatura. El paraíso de la infancia no es para mí un mito literario sino una realidad que viví y gocé en la gran casa familiar de tres patios, en Cochabamba, donde con mis primas y compañeros de colegio podíamos reproducir las historias de Tarzán y de Salgari, y en la Prefectura de Piura, en cuyos entretechos anidaban los murciélagos, sombras silentes que llenaban de misterio las noches estrelladas de esa tierra caliente. En esos años, escribir fue jugar un juego que me celebraba la familia, una gracia que me merecía aplausos, a mí, el nieto, el sobrino, el hijo sin papá, porque mi padre había muerto y estaba en el cielo. Era un señor alto y buen mozo, de uniforme de marino, cuya foto engalanaba mi velador y a la que yo rezaba y besaba antes de dormir. Una mañana piurana, de la que todavía no creo haberme recobrado, mi madre me reveló que aquel caballero, en verdad, estaba vivo. Y que ese mismo día nos iríamos a vivir con él, a Lima. Yo tenía once años y, desde entonces, todo cambió. Perdí la inocencia y descubrí la soledad, la autoridad, la vida adulta y el miedo. Mi salvación fue leer, leer los buenos libros, refugiarme en esos mundos donde vivir era exaltante, intenso, una aventura tras otra, donde podía sentirme libre y volvía a ser feliz. Y fue escribir, a escondidas, como quien se entrega a un vicio inconfensable, a una pasión prohibida. La literatura dejó de ser un juego. Se volvió una manera de resistir la adversidad, de protestar, de rebelarme, de escapar a lo intolerable, mi razón de vivir. Desde entonces y hasta ahora, en todas las circunstancias en que me he sentido abatido o golpeado, a orillas de la desesperación, entregarme en cuerpo y alma a mi trabajo de fabulador ha sido la luz que señala la salida del túnel, la tabla de salvación que lleva al náufrago a la playa.
Aunque me cuesta mucho trabajo y me hace sudar la gota gorda, y, como todo escritor, siento a veces la amenaza de la parálisis, de la sequía de la imaginación, nada me ha hecho gozar en la vida tanto como pasarme los meses y los años construyendo una historia, desde su incierto despuntar, esa imagen que la memoria almacenó de alguna experiencia vivida, que se volvió un desasosiego, un entusiasmo, un fantaseo que germinó luego en un proyecto y en la decisión de intentar convertir esa niebla agitada de fantasmas en una historia. “Escribir es una manera de vivir”, dijo Flaubert. Sí, muy cierto, una manera de vivir con ilusión y alegría y un fuego chisporroteante en la cabeza, peleando con las palabras díscolas hasta amaestrarlas, explorando el ancho mundo como un cazador en pos de presas codiciables para alimentar la ficción en ciernes y aplacar ese apetito voraz de toda historia que al crecer quisiera tragarse todas las historias. Llegar a sentir el vértigo al que nos conduce una novela en gestación, cuando toma forma y parece empezar a vivir por cuenta propia, con personajes que se mueven, actúan, piensan, sienten y exigen respeto y consideración, a los que ya no es posible imponer arbitrariamente una conducta, ni privarlos de su libre albedrío sin matarlos, sin que la historia pierda poder de persuasión, es una experiencia que me sigue hechizando como la primera vez, tan plena y vertiginosa como hacer el amor con la mujer amada días, semanas y meses, sin cesar.
Al hablar de la ficción, he hablado mucho de la novela y poco del teatro, otra de sus formas excelsas. Una gran injusticia, desde luego. El teatro fue mi primer amor, desde que, adolescente, vi en el Teatro Segura, de Lima, La muerte de un viajante, de Arthur Miller, espectáculo que me dejó traspasado de emoción y me precipitó a escribir un drama con incas. Si en la Lima de los cincuenta hubiera habido un movimiento teatral habría sido dramaturgo antes que novelista. No lo había y eso debió orientarme cada vez más hacia la narrativa. Pero mi amor por el teatro nunca cesó, dormitó acurrucado a la sombra de las novelas, como una tentación y una nostalgia, sobre todo cuando veía alguna pieza subyugante. A fines de los setenta, el recuerdo pertinaz de una tía abuela centenaria, la Mamaé, que, en los últimos años de su vida, cortó con la realidad circundante para refugiarse en los recuerdos y la ficción, me sugirió una historia. Y sentí, de manera fatídica, que aquella era una historia para el teatro, que sólo sobre un escenario cobraría la animación y el esplendor de las ficciones logradas. La escribí con el temblor excitado del principiante y gocé tanto viéndola en escena, con Norma Aleandro en el papel de la heroína, que, desde entonces, entre novela y novela, ensayo y ensayo, he reincidido varias veces. Eso sí, nunca imaginé que, a mis setenta años, me subiría (debería decir mejor me arrastraría) a un escenario a actuar. Esa temeraria aventura me hizo vivir por primera vez en carne y hueso el milagro que es, para alguien que se ha pasado la vida escribiendo ficciones, encarnar por unas horas a un personaje de la fantasía, vivir la ficción delante de un público. Nunca podré agradecer bastante a mis queridos amigos, el director Joan Ollé y la actriz Aitana Sánchez Gijón, haberme animado a compartir con ellos esa fantástica experiencia (pese al pánico que la acompañó).
La literatura es una representación falaz de la vida que, sin embargo, nos ayuda a entenderla mejor, a orientarnos por el laberinto en el que nacimos, transcurrimos y morimos. Ella nos desagravia de los reveses y frustraciones que nos inflige la vida verdadera y gracias a ella desciframos, al menos parcialmente, el jeroglífico que suele ser la existencia para la gran mayoría de los seres humanos, principalmente aquellos que alentamos más dudas que certezas, y confesamos nuestra perplejidad ante temas como la trascendencia, el destino individual y colectivo, el alma, el sentido o el sinsentido de la historia, el más acá y el más allá del conocimiento racional.
Siempre me ha fascinado imaginar aquella incierta circunstancia en que nuestros antepasados, apenas diferentes todavía del animal, recién nacido el lenguaje que les permitía comunicarse, empezaron, en las cavernas, en torno a las hogueras, en noches hirvientes de amenazas –rayos, truenos, gruñidos de las fieras–, a inventar historias y a contárselas. Aquel fue el momento crucial de nuestro destino, porque, en esas rondas de seres primitivos suspensos por la voz y la fantasía del contador, comenzó la civilización, el largo transcurrir que poco a poco nos humanizaría y nos llevaría a inventar al individuo soberano y a desgajarlo de la tribu, la ciencia, las artes, el derecho, la libertad, a escrutar las entrañas de la naturaleza, del cuerpo humano, del espacio y a viajar a las estrellas. Aquellos cuentos, fábulas, mitos, leyendas, que resonaron por primera vez como una música nueva ante auditorios intimidados por los misterios y peligros de un mundo donde todo era desconocido y peligroso, debieron ser un baño refrescante, un remanso para esos espíritus siempre en el quién vive, para los que existir quería decir apenas comer, guarecerse de los elementos, matar y fornicar. Desde que empezaron a soñar en colectividad, a compartir los sueños, incitados por los contadores de cuentos, dejaron de estar atados a la noria de la supervivencia, un remolino de quehaceres embrutecedores, y su vida se volvió sueño, goce, fantasía y un designio revolucionario: romper aquel confinamiento y cambiar y mejorar, una lucha para aplacar aquellos deseos y ambiciones que en ellos azuzaban las vidas figuradas, y la curiosidad por despejar las incógnitas de que estaba constelado su entorno.
Ese proceso nunca interrumpido se enriqueció cuando nació la escritura y las historias, además de escucharse, pudieron leerse y alcanzaron la permanencia que les confiere la literatura. Por eso, hay que repetirlo sin tregua hasta convencer de ello a las nuevas generaciones: la ficción es más que un entretenimiento, más que un ejercicio intelectual que aguza la sensibilidad y despierta el espíritu crítico. Es una necesidad imprescindible para que la civilización siga existiendo, renovándose y conservando en nosotros lo mejor de lo humano. Para que no retrocedamos a la barbarie de la incomunicación y la vida no se reduzca al pragmatismo de los especialistas que ven las cosas en profundidad pero ignoran lo que las rodea, precede y continúa. Para que no pasemos de servirnos de las máquinas que inventamos a ser sus sirvientes y esclavos. Y porque un mundo sin literatura sería un mundo sin deseos ni ideales ni desacatos, un mundo de autómatas privados de lo que hace que el ser humano sea de veras humano: la capacidad de salir de sí mismo y mudarse en otro, en otros, modelados con la arcilla de nuestros sueños.
De la caverna al rascacielos, del garrote a las armas de destrucción masiva, de la vida tautológica de la tribu a la era de la globalización, las ficciones de la literatura han multiplicado las experiencias humanas, impidiendo que hombres y mujeres sucumbamos al letargo, al ensimismamiento, a la resignación. Nada ha sembrado tanto la inquietud, removido tanto la imaginación y los deseos, como esa vida de mentiras que añadimos a la que tenemos gracias a la literatura para protagonizar las grandes aventuras, las grandes pasiones, que la vida verdadera nunca nos dará. Las mentiras de la literatura se vuelven verdades a través de nosotros, los lectores transformados, contaminados de anhelos y, por culpa de la ficción, en permanente entredicho con la mediocre realidad. Hechicería que, al ilusionarnos con tener lo que no tenemos, ser lo que no somos, acceder a esa imposible existencia donde, como dioses paganos, nos sentimos terrenales y eternos a la vez, la literatura introduce en nuestros espíritus la inconformidad y la rebeldía, que están detrás de todas las hazañas que han contribuido a disminuir la violencia en las relaciones humanas. A disminuir la violencia, no a acabar con ella. Porque la nuestra será siempre, por fortuna, una historia inconclusa. Por eso tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz manera que hayamos encontrado de aliviar nuestra condición perecedera, de derrotar a la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible.
Estocolmo, 7 de diciembre de 2010
La Homosexualidad: Un tema para el estudio.
Teorías y Factores atribuidos al origen de la homosexualidad.
En la búsqueda de estas características que darían origen a una orientación sexual específica aparecieron varias explicaciones especialmente en el área de la psiquiatría y la psicología, aunque muchas de ellas justificarían conductas homosexuales pero no una condición permanente:
Veamos las explicaciones de psiquiatras y psicólogos:
1. Una figura paterna ausente en el hogar o disminuida por conductas impropias (alcoholismo, drogadicción o abusos deshonestos), produciría problemas de identificación con la figura masculina.
2. Conflictos en la relación de los padres durante la infancia que denigrarían la imagen de la relación heterosexual.
3. Familia de estructura matriarcal dominante y preponderantemente femenina en la cuál la figura masculina tiene un papel secundario frente a la figura de la mujer.
4. Madre extremadamente posesiva o sobre protectora con el hijo, que lo hace dudar de su propia masculinidad y por ende mantener un carácter infantil en su forma de relacionarse con los demás.
5. Violencia intrafamiliar que desemboca en una degradación de los roles en el hogar y un rechazo hacia los estándares sexuales tradicionales (masculino y femenino).
6. Abuso sexual infantil por parte de una persona mayor, lo que produce una alteración en la autopercepción de la sexualidad.
7. Experiencias heterosexuales traumáticas que conducen a un rechazo de la mujer como objeto de satisfacción sexual.
8. Complejo de inferioridad respecto a la propia masculinidad, lo que impulsa a llenar esa carencia, con otras figuras que cumplan los estándares de masculinidad según su propio criterio.
9. Desequilibrio en la proporción de hormonas masculinas y femeninas durante el embarazo, lo que genéticamente produce una mayor influencia de la parte femenina en la formación del carácter, aunque fenotípicamente los rasgos sean principalmente masculinos.
10. Falta de contacto físico y psicológico con el sexo femenino durante un tiempo prolongado, ocasionado por la segregación social obligada o autoimpuesta (fuerzas armadas o servicio religioso)
11. Expresiones sexuales inadecuadas, producto de deseos inconcientes (libido), canalizados en forma inadecuada al contexto social y personal del sujeto.
12. Complejo de Edipo no resuelto (imposibilidad de relacionarse adecuadamente con el sexo opuesto, debido al sentimiento de culpa y vergüenza ante los deseos incestuosos de la infancia).
13. Edipo Negativo donde la resolución del triángulo afectivo, se depositaría sobre la figura del padre en vez de la madre. Es decir, la fascinación del niño por la figura paterna sería la manera de sublimar el deseo por la madre, en virtud del desplazamiento del deseo hacia otros objetos (en éste caso uno masculino), para deshacerse de dichas fantasías.
14. Identificación excesiva del niño con la figura materna, que lo lleva a adquirir como propias todas las características del rol femenino, incluido el hombre como objeto de deseo sexual.
15. Complejo narcisista de la personalidad producto de una inversión sexual total, que apunta al traspaso del objeto de deseo sexual hacia la propia imagen masculina.
16. Rechazo o revolución inconsciente en la infancia, del rol masculino propuesto por el padre.
Es bien sabido que las investigaciones científicas no han encontrado una causa única atribuible, al origen de las diversas orientaciones sexuales presentes en el ser humano. Por ello que se ha optado por un conjunto de factores biológicos, psicológicos y socio-emocionales, que en su conjunto, y de acuerdo a la experiencia particular de cada persona, darían como resultado una orientación sexual en particular.
De acuerdo a muchos especialistas, el sujeto nacería con una predisposición genética hacia una u otra condición sexual, lo que se visualiza en diversos aspectos como el carácter y los rasgos de personalidad heredados de los padres, lo que a su vez sería modelado por el ambiente desde el nacimiento. Sin embargo, aun hay muchas variables que dificultan explicar satisfactoriamente el porqué algunas personas desarrollan un interés particular por personas del mismo sexo.
Una de las teorías respecto a la orientación sexual habla de una suma de características heredadas y ambientales que derivarían en que el sujeto fuera hetero u homosexual (ninguna por sí misma se ha definido como causa exclusiva de ello). "Hay un componente biológico, pero que necesita de un determinado ambiente para expresarse. Es lo mismo que con la depresión: sólo se deprime aquel que tiene una vulnerabilidad que lo predispone a ello". (Psiquiatra Rodrigo Labarca, director académico del Instituto Neuropsiquiátrico de Chile)
Paralelamente, se pueden observar una serie de teorías y elementos que por sí mismos o en conjunto han sido señaladas como causas de la homosexualidad, y la mayoría tiene en común una explicación psicológica, biológica o socio-afectiva. Por otro lado, se da mucho énfasis en las relaciones primarias entre el niño y los padres, que constituyen el primer acercamiento afectivo que tiene la persona, y por tanto la forma como vemos y nos relacionamos con ellos marcarían una tendencia en nuestras vidas.
Como la gran mayoría de estos estudios se han realizado en Europa y EE. UU., estas conclusiones no son completamente extrapolables a nuestra realidad, ya que los parámetros nacionales son diferentes en gran medida no sólo a nivel sociocultural, sino también económico y fenotípico (manifestación visible de las características genéticas).
La Búsqueda del Gen Gay.
Como se mencionó anteriormente la mayoría de las teorías psicológicas que pretenden explicar el origen de la homosexualidad, apuntan al interior de la familia y más específicamente a la relación con los padres y la elección primaria del objeto de afecto. El objeto de deseo sexual, es parte fundamental del desarrollo de la sexualidad en la infancia, ya que es en la identificación con las figuras afectivas cercanas, donde el niño aprende a comportarse de acuerdo a su rol social y a relacionarse con los demás.
Existen otras teorías que apuntan a un origen biológico, lo cual todavía no ha podido ser comprobado a cabalidad. En 1993 el científico Dean Hamer publicó una investigación en EE.UU acerca de la supuesta existencia de un “gen gay” presente en el cromosoma X llamado Xq28, lo que posteriormente fue descartado ya que los resultados no eran concluyentes. Otra investigación realizada por Simón Levay en 1991, determinó que posiblemente una región del hipotálamo controlaría la orientación sexual lo que tampoco ha sido comprobado.
Sin embargo la explicación más popular hoy en día habla de un desequilibrio hormonal producido en el vientre materno durante la gestación; lo cierto es que no hay nada concluyente en lo genético salvo que en la mayoría de las familias estaría presente más de un caso de homosexualidad, especialmente por parte de la madre, lo que da la posibilidad de que eventualmente se encuentre una coincidencia en estos casos.
En el ámbito socio-afectivo tampoco hay acuerdo de que exista una característica única que pueda explicar esta condición, ni tampoco en lo psicológico, pese a que la mayoría de las teorías que se han expuesto estarían bajo la mirada de ésta disciplina. Es por ello que todo apunta a que la mejor explicación nos hablaría de un origen multifactorial, y dada la complejidad de la sexualidad y la conducta humana, no es de extrañar que esta sea la mejor explicación posible para la mayoría de los casos. En virtud de esto, se puede decir que la sexualidad de cada persona estaría determinada por su historia personal y no por una teoría única, que explicaría la manera que posee el sujeto para relacionarse afectivamente con sus pares.
Alfred Kinsey, postuló en 1948 que existía una diferencia entre la conducta homosexual y la condición Gay, de manera que una persona puede tener un acercamiento con alguien de su mismo sexo, pero no por ello ser homosexual. Para explicar esto, creó una escala en la cual se proponían distintos grados en cuanto a la manifestación de la sexualidad en las personas, desde lo 100% Hetero hasta lo 100% Gay, estableciendo la bisexualidad como un estado intermedio.
Finalmente existen ciertas investigaciones con resultados sorprendentes aunque no totalmente concluyentes, en la que gemelos idénticos que fueron criados desde su nacimiento en ambientes totalmente distintos, ambos resultaron ser Gay. Los evolucionistas afirman que la homosexualidad sería un mecanismo de la raza humana para controlar la sobrepoblación, lo que se evidencia en que muchas especies animales (no sólo el hombre), también han presentado conductas de éste tipo.
Sin embargo, es posible que detrás de todas estas suposiciones y estudios incompletos haya ciertos patrones comunes que permitan explicar el porqué ciertas personas experimenten una atracción permanente y constante hacia su propio sexo, mientras el resto no. Dentro de este contexto, surgen muchas dudas pero también posibilidades, en cuanto a la manera como nuestra sociedad percibe la sexualidad y las relaciones humanas al interior de la familia y a nivel personal.
En lo que respecta a los estudios científicos relacionados, considero que lo más importante no es el encontrar una justificación biológica para la orientación sexual, sino el determinar la manera en que la biología influye la conducta sexual del ser humano en general, algo que a estas alturas nadie puede discutir.
domingo, 7 de noviembre de 2010
JAIMITO "Reflexiones"
Mi madre también solía decirme: Vas a aprender más con los sufrimientos que con los placeres, tienes que aprender a levantarte y a seguir caminando cada vez que te caes.
A estas alturas ya no me cabe duda de que mi madre es una mujer que ha sufrido mucho más que yo y es por eso infinitamente más sabia, noble y generosa que yo.
Cuando era niño, solo quería estar a su lado y nos unía un amor infinito, un amor más grande que el mar. Recuerdo que cuando me dejó a solas el primer día de clases en el colegio, no podía alejarme de ella, no podía dejar de llorar. Pero ella entendía sabiamente que yo tenía que pasar por ese sufrimiento para crecer, para aprender, para ser más fuerte.
Y sobre todo recuerdo que cuando solía quejarme por los desencuentros y las asperezas que solía tener con mi padre, ella era muy noble y jamás hablaba mal de mi padre y repetía algo que entonces me resultaba irritante, pero que ahora vuelve a mí como un eco cargado de sabiduría: Tienes que aprender a querer a tu papi, tienes que aceptarlo como es, porque si no aprendes a querer a tu papi, nunca vas a poder querer a nadie.
Cuánta razón tenía mi madre. Cuán generosa y desprendida y abnegada fue siempre en su amor sin reservas a mi padre y en su amor incondicional a nosotros, sus hijos. Todo en ella estaba orientado a complacer a su esposo y a sus hijos, a servirnos, a darnos amor. Mi madre me enseñó el amor viviéndolo y sufriéndolo y gozándolo, todo a la vez, en su bella y caótica familia, una familia de la que ahora ella (y mi padre, que en paz descanse) deben de sentirse orgullosos, y no porque seamos una familia virtuosa o ejemplar o mejor que una familia cualquiera, sino porque los diez hermanos sentimos, más que amor, respeto y admiración por nuestra madre, y aun ahora, con setenta años, no deja de educarnos en la ternura, en la paciencia y en la nobleza que parecen infinitas en ella.
Estos días he pasado por algunos túneles de los cuales, al salir, al reencontrarme con el fulgor de la luz, he sabido agradecer que aún puedo ver, que todavía sale el sol, he podido apreciar el resplandor de las luces porque me había hundido antes en las tinieblas, he podido disfrutar de la magia del arco-iris porque había sido eclipsado por la sombra pasajera de una nube.
Todo en la vida (las relaciones humanas, las obras de arte, los grandes emprendimientos) parece estar marcado por luces y sombras y es un viaje impredecible por zonas de claroscuros. No todo puede brillar, relucir. Es preciso conocer la oscuridad más descorazonadora para admirar la luminosidad que nos devuelve la fe en la vida, es preciso estar avisados de que el viaje no estará exento de placeres, pero tampoco de accidentes, pesares y sufrimientos, y que no conviene quejarse por éstos ni suponer tampoco que aquéllos serán todo lo perdurables que quisiéramos.
Al parecer, es sólo gracias a la maldad de ciertas personas que podremos apreciar la bondad de otras, y entonces con suerte nos alejaremos de los que son genéticamente malvados, nocivos, perniciosos (porque tal es su suerte malhadada), para tratar de abrazar a quienes son, en esencia, nobles y buenos.
De la misma manera que no siempre recorremos dos puntos por el camino más corto, a veces resulta inevitable extraviarnos en los laberintos del amor y las pasiones para, en medio de la desesperación y la rabia por sabernos perdidos, de pronto encontrar la salida, ver la luz al final del túnel y aferrarnos a esas pocas personas buenas, nobles, generosas y desprendidas (ninguna como mi madre) que sólo quieren darnos amor y felicidad en estado puro.
Por eso, paradójicamente, el conocimiento de la maldad nos permitirá, si acaso, el descubrimiento de la bondad. Tal vez no seríamos capaces de apreciar y atesorar la nobleza de una persona si no hubiéramos conocido y padecido la vileza de otra.
Gracias a mi madre, he comprendido que los profesionales de la crueldad nos educan a distinguir mejor a los que cultivan discretamente la amistad y el amor. Gracias a mi madre, he aprendido que la traición de los innobles nos permite reconocer a quienes nos serán siempre leales. Gracias a mi madre, y ya no estando vivo a mi padre, he aprendido a querer a mi padre, a hablarle todos los días, a sentirlo conmigo, a pedirle que proteja a mi chica y a mi bebé y que nos proteja de toda la maldad y la miseria que nos rodea, porque ellas son parte de la condición humana y en cierto modo representan el túnel en el que penetra el tren en que viajamos, para salir luego, si somos afortunados, a devolvernos el paisaje luminoso de un campo floreado.
Gracias a mi madre, creo que ahora sé distinguir mejor a los que me quieren bien de los que me quieren mal. Porque los que odian con más ferocidad quizás no advierten que, en el fondo, están expresándonos su amor de una manera torturada, autodestructiva, pues al parecer no pueden dejar de pensar en nosotros, y ya que no pueden desearnos el bien, nos desean ahora el mal, pero el hecho es que nos desean en un sentido o en otro y no consiguen olvidarnos y que les seamos del todo indiferentes.
Por respeto a mi madre y a la memoria de mi padre (con quien ahora converso como un amigo), por respeto a las mujeres que he amado y sigo amando (aunque ellas por ahora prefieran el silencio, pero yo siempre estaré esperándolas con los brazos abiertos), por respeto a Silvia y al bebé que si Dios quiere nacerá en pocos meses, no debo odiar a nadie, no debo quejarme por el odio o la maldad de nadie, debo entender que esas sombras tal vez me ayudarán a distinguir mejor las luces que guíen mi camino, debo comprender que la miseria de algunos me será útil para advertir la decencia de otros.
Y, sobre todo, debo dar gracias a quien corresponda por las cosas buenas que me han sido dadas (comenzando por el amor de mi madre y terminando por el milagro de una vida que está por llegar) y debo dar gracias también a las cosas que el azar ha querido poner como escollos en mi camino, para que aprenda a caerme, a levantarme, a ser fuerte y saltar más alto, y a sortear aquellos obstáculos que me tumbaron la primera vez, pero que no me dejarán tirado en el suelo, lamentando mi suerte contrariada. No: si algo me enseñó mi madre, que fue una gran amazona, una campeona de saltos ecuestres, es que no debes tenerle miedo a las vallas más elevadas y debes seguir saltando hasta traspasarlas, aun cuando te hayas caído muchas veces. Debes entender (sin quejarte, sin culpar a otros de tus desgracias) que la vida es un recorrido accidentado por un número de obstáculos cada vez más peligrosos, que, si eres valiente, aprenderás a ir sorteando, al mismo tiempo que preservas el aplomo y la sonrisa.
Yo tengo la suerte de ir saltando vallas con mi madre al lado como instructora, y la verdad es que si no fuera por ella, creo que ya no me levantaría más y me rendiría. Pero gracias a ella, encuentro fuerzas para imitarla, para seguirla, para levantarme y seguir saltando y no desmayar, para aprender del dolor y el sufrimiento y para reconocer que en toda experiencia humana, como en toda obra de arte, hay luces y hay sombras, hay desgarros y éxtasis, hay dolores y goces, hay un perpetuo viaje por los claroscuros de la vida.
miércoles, 3 de noviembre de 2010
Universidad de Yale debe devolver 40.000 piezas Inkas al Perú!
La carta forma parte de la ofensiva diplomática peruana en torno a su reclamo a Yale, que tiene en su poder desde hace casi cien años más de 40.000 piezas que se llevó de Machu Picchu el explorador y aventurero estadounidense Hiram Bingham entre 1912-1916.
En la carta García le exhorta a Obama a pronunciarse debido a que fue un presidente de Estados Unidos, William Howard Taft, quien logró en 1912 el permiso y autorización para las actividades de Hiram Bingham en Perú.
Esas 40,000 piezas de la Cultura Inka son patrimonio del Perú y de la Humanidad por ser esta maravilla de Machu Picchu un Boom Latinoamericano y se tiene proyectado contruir un Museo en el Cuzco para que los turistas del todo el mundo vean estas piezas como parte del tour de conocer las riquezas de la Cultura Inka.
Esta maravilla de la humanidad, fue protegida por los antiguos peruanos que ocultaron a los españoles de su existencia después de la caida del imperio Inka para que no sea destruido con el afan de saquear el sitio y gracias a ello tenemos una maravilla para ofertar en turismo llamada Machu Picchu y otras maravillas que se estan descubriendo y que pronto serán expuestas al mundo.
viernes, 29 de octubre de 2010
El Rey del Rock Elvis Presley... nos dejo???
Elvis Aaron Presley nació el 8 de enero de 1935, en East Tupelo, Mississipi. Como hijo gemelo sobreviviente de Vernon y Gladys Smith Presley, quienes trabajaban en una compañía de pinturas y en un hospital como enfermera, respectivamente, el jovencito de ojos melancólicos vivió una vida de apego a su madre, particularmente tras el cambio de residencia familiar a la ciudad de Memphis, Tennesee, donde a partir de sus trece años empezó a desarrollar un interés por el blues.
Tras graduarse de la escuela secundaria, Elvis se empleó como chofer de tractor en una compañía de electricidad, hasta que cierto sábado de julio de 1953 decidió acudir a la modesta compañía de discos Sun, para realizar una grabación privada de la canción «My Happiness», que le regalaría a su madre el día de su aniversario.
Apenas un año después, Elvis regresó al estudio de Sun Records con el propósito de grabar un segundo disco privado, que incluiría las canciones «I’ll Never Stand in Your Way» y «It Wouldn’t Be the Same Without You». Fueron precisamente estas interpretaciones las que le abrirían el camino hacia la fama y el éxito al llamar la atención del promotor Sam Phillips.
1956 fue un año decisivo en la carrera de Elvis, ya que grabó por primera vez en los estudios neoyorkinos de la RCA su versión a la canción de Carl Perkins Blue Suede Shoes, así como 7 selecciones más para su primer LP con la prestigiada compañía estadounidense. En ese mismo año, su éxito «El hotel de los corazones rotos» lo convirtió en millonario vendedor de discos.
Elvis Presley un mito en el mundo de la música, un cantante con el que aún hoy escucho su música y me sigue transmitiendo las mismas emociones que hace años, una voz susurrante en las baladas, me encanta.Supongo que a estas alturas ya todos conocéis que corre una leyenda referente a su muerte.Pues dicen que hay 10 razones de peso para pensar que Elvis no murió cuando nos dijeron.Comenzamos con un poquito de su vida y después las razones que dice la leyenda.El padre de Elvis se llamaba Vernon y su madre Glady Presley, tuvo un hermano mellizo llamado Jesse Aaron Presley, por desgracia este hermano murió al nacer.
La vida de Elvis no fue fácil y pasaron muchas calamidades hasta que fueron saliendo adelante . Cuando Elvis cumplió 10 años su padre le pudo comprar su primera guitarra, desde muy pequeño tenia fascinación por la música le daba igual la música blues, el góspel la música country y el pop, también le gustaban los temas favoritos de su madre como la música mariachi y la opera. Exploró también las raíces musicales indias, ya que Elvis tenía ascendencia cherokee, por parte de su madre.
En 1973 realizaría el primer concierto televisado vía satélite de la historia, desde el paradisíaco Hawaii conocido como Aloha From Hawaii, y visto por un número estimado de 1500 millones de personas.
En la madrugada del 16 de agosto de 1977, Elvis regresa a su mansión Graceland después de una consulta dental, durante la mañana se encarga de revisar detalles de su próxima gira y descansa con su familia y amigos. Debe de tomar un vuelo para Portland esa misma noche para seguir con la gira, y alrededor de las 7 am, se retira a su habitación para dormir. Alrededor del medio día, Elvis es encontrado inconsciente en el baño de su habitación, es trasladado urgentemente al hospital Baptist Memorial en Memphis, y poco tiempo después es declarado muerto.
Ahora las 10 razones por las que dicen que no murió en esa fecha:
ELVIS NO HA MUERTO1. En su lápida, su segundo nombre está mal escrito: es Aaron y no Aron.2. . Sutumba en Memphis está entre la de su padre y su abuela, y no junto a la de su madre, como siempre fue su deseo.
3. Aunque en el momento de su supuesta muerte pesaba 115 kilos, en su certificado de defunción figura con "sólo" con 76 kilos. El certificado original desapareció.4. Testigos de su funeral han dicho que su ataúd estaba excesivamente frío, lo cual llevó a levantar la teoría de que lo que había dentro no era más que un cuerpo de cera que era preciso mantener con aire acondicionado.5. Dos horas después de anunciarse su muerte un hombre muy parecido a Elvis compró un pasaje de avión a Buenos Aires . Pagó en efectivo y dijo llamarse John Burrows. El mismo alias usado por el cantante en varios momentos de su vida.
6. El día después de su muerte una de sus exnovias recibió una rosa por correo de parte de “Lancelot”. El apodo que usaba Presley durante su relaicón y que sólo ellos dos conocían.7. Fue un gran seguidor de la numerología y si se suman los números de su fecha de muerte (16-08-1977) se obtiene la cifra 2001, justo el título de la película favorita del cantante.8. Poco antes de su muerte, Presley había perdido 10 millones de dólares en un negocio inmobiliario con una compañía vinculada a la mafia. Se cree que Presley habría ayudado al gobierno de EEUU a desmantelar al grupo a cambio de una nueva identidad.9. Poco después de su muerte un cantante enmascarado de apodo Orion empezó a dar conciertos de gran similitud con los de Presley. Cuando en 1981 el programa televisivo “20/20″ realizó un extenso reportaje respecto a la muerte del cantante, Orion desapareció para siempre de la escena en vivo.10. Hasta hoy, nadie ha cobrado su seguro de vida.
"Que viva el rey y su gran legado que nos deja"
Al enterarse de la muerte del rey a los 42 años, el mundo cambió su ritmo. En Inglaterra hubo quienes espontáneamente vistieron de luto. En París, «Le Monde» le rindió homenaje pósturno y en Japón los locutores lloraron abiertamente ante el micrófono. Los admiradores llegaron a carretadas a Graceland para formar parte
del cortejo fúnebre que acompanaría a Elvis a su última morada. «El Rey ha muerto, descanse en paz», fue el coro que se escuchó en los corazones de sus seguidores
jueves, 7 de octubre de 2010
"Vargas Llosa... Peruano de Exportación"
Las voces de felicitación surgieron en Europa y en esta región desde México hasta Tierra del Fuego, pasando por Cuba, de parte de jefes de Estado, escritores, poetas e intelectuales que saludaron al autor de "La Ciudad y los perros" y de "Conversación en la Catedral", entre muchas de sus obras.
El Rey de España, Juan Carlos I, felicitó a Vargas Llosa -quien también tiene la nacionalidad española- con un "te quiero mucho" y consideró el otorgamiento del premio como "una noticia fantástica para España".
El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo a su vez que el peruano "es el gran escribidor de los frutos de su imaginación y también de su propia experiencia vital, a la que siempre ha entregado su inteligencia y la riqueza de su corazón".
En París el ministro francés de Relaciones Exteriores, Bernard Kouchner, le extendió sus "más cálidas felicitaciones" y lo llamó "una de las grandes figuras de lo universal y de la República de las Letras".
"Muchas felicidades al estimado y admirado Mario Vargas Llosa por haber ganado el Premio Nobel de Literatura. Es un orgullo latinoamericano", expresó el presidente de México, Felipe Calderón, a través del twitter.
El escritor mexicano Carlos Fuentes, cuyo nombre suena con frecuencia para el Nobel de Literatura, dijo que es una recompensa a "la enorme creatividad de toda su obra. Todos sus libros forman una sola obra con distintas aristas", dijo a la AFP en Nueva York.
"Me da una gran alegría, es un gran escritor de nuestra lengua y un escritor universal", añadió.
En Lima el presidente Alan García refirió que "es un gran día para Perú", a la vez que catalogó al laureado novelista como "un extraordinario creador del lenguaje, un gran novelista y un gran dramaturgo que ha incursionado en todos los recovecos de la creación".
Desde La Habana escritores cubanos manifestaron su saludo al peruano pese a las diferencias políticas que lo alejaron de Cuba desde los años 70, donde sus libros no se han vuelto a publicar desde entonces.
"Es uno de los grandes escritores actuales de la lengua y se merece el Premio Nobel, que es un orgullo, un honor, para la literatura de nuestra América, independientemente de su posición actual en el plano histórico, ideológico y desde luego de su separación inamistosa con Cuba", dijo a la AFP el poeta César López.
"La noticia es muy satisfactoria, es uno de los grandes escritores de la lengua española sin lugar a dudas, uno de los grandes de América Latina", dijo a su vez el director de Casa de las Américas, Jorge Fornet, quien recordó la relación intensa que tuvo el peruano con esa institución.
Desde Washington, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, estimó que "finalmente se ha hecho justicia a uno de los más grandes autores de nuestra región".
El Nobel para el escritor es "un nuevo motivo de orgullo para la literatura de nuestro continente y para todos los peruanos y latinoamericanos", remarcó Insulza quien le envió una carta de felicitación.
Para la escritora brasileña Nélida Piñón "es un momento de fiesta para América" al subrayar que el premio a Vargas Llosa marca "el apogeo de una carrera impecable".
Tras calificarlo de "una de las mejores conciencias de América Latina", Piñón, amiga personal del novelista desde 1970, recordó que "La guerra del fin del mundo", una de sus novelas cumbres, se inspiró en la Guerra de Canudos, un levantamiento mesiánico de campesinos del nordeste del Brasil a fines del siglo XIX.
Por su parte, el poeta argentino Juan Gelman expresó en Fráncfort su satisfacción por el premio. "Me parece muy bien. Uno puede diferir con sus ideas políticas, pero es un gran escritor", dijo Gelman.
El joven dramaturgo paraguayo Néstor Amarilla, cuyo nombre figuró entre los candidatos al Nobel, estimó que Vargas Llosa "se merecía hace mucho tiempo" el reconocimiento porque es "un maestro de la literatura latinoamericana y un escritor ejemplar".
En Lima las radioemisoras y canales informaron con alegría el otorgamiento del Premio Nobel a Vargas Llosa, mientras que las librerías reordenaban sus estanterías para colocar en vitrina las novelas y ensayos del escritor.
martes, 5 de octubre de 2010
No me gusta esta moda...PLOP!
En general a los hombres nos gusta la mujer femenina, sensual, coqueta con su vestimenta, que es parte de la coquetería y manipulación que utilizan estas adorables criaturas del sexo opuesto para seducirnos y torturarnos con sus encantos. La moda cambia y dicen que la moda no incomoda, pero como la sexualidad es más abierta y se rompen parámetros de buenas costumbres, las modas son más osadas, para bien o para mal.
Llegó, la moda de la mujer embarazada con la barriga, panza o guata al aire, pasó de ser una moda a un espectáculo deplorable, cuando las rollizas panzas fueron mostradas al público, llegaron las más osadas que mostraban sus enormes panzas o rollos de grasa con una frescura que los hombres quedamos con la boca abierta por el susto por tal agresión visual.
Ahora nos llega otro ataque visual, pobre de nosotros los hombres que somos sometidos a otra agresión visual e insinuación sexual de parte del sexo bello y es mostrar parte de su intimidad posterior ..como en la foto enseñando, carne, trasero, colita, derrier… o culo-- llámesele como quieran, … un espectáculo a la vista.. bonito, barato…y rico.. hummm moda que deja mal parada a estas criaturas.. preguntamos, liberación femenina?, desesperación femenina?.. por mostrar y ofertarse como hembras desesperadas, o hay otro mensajes que no podemos interpretar.. que pasa con nuestras mujeres... hay tan pocos hombres para muchas mujeres que se los disputan como trofeo de guerra, donde todo vale,.. con tanto gay que salen del closet, la demanda aumenta.. Esta insinuación o provocación es una oferta tan abierta que los hombres tenemos que pensar dos veces si podemos tomarlas en serio, para una pareja estable..o tirar una canita al aire. La lucha entre las mujeres es sanguinaria, sin cuartel, con desesperación, competencia disfrazada de moda, donde todas las armas valen .Esta moda, es un mensaje femenino equivocado.. cuidado con la falta de respeto de algún mano larga.. que visualizarán un cartelito: “desesperadas a tener sexo, Urgente!.. Necesito un hombre, o Mira que tal culo que tengo!,.. Te necesito… fíjate lo que te pierdes, te animas??.. Violame..etc etc… Felices los mañosos, pajeros, y violadores, que cobrarán tributo con las féminas jóvenes que lo hacen por moda o monería. En general a los hombres no nos gusta la mujer fácil, regalona al público, pensamos que deben dejar algo o mucho a la imaginación..la moda no incomoda, después que sigue.. Una nalga al aire? ..una teta al descubierto? PLOP!
miércoles, 22 de septiembre de 2010
"Carta del jefe indio Seatle al presidente de los Estados Unidos"
En 1854, el presidente de los Estados Unidos
(Franklin Pierce, entonces)
hizo la propuesta de comprar gran parte de sus tierras
a una tribu india, ofreciéndoles en contrapartida,
la concesión de otra "reserva".
La carta de respuesta del Jefe Seatle, distribuida por la ONU,
y más adelante publicada íntegramente,
ha sido considerada, a través del tiempo,
como uno de los más bellos y profundos pronunciamientos hechos
sobre la defensa del medio ambiente.
Ésta es una de las versiones más en uso.
"¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aun el calor de la tierra? Dicha idea nos es desconocida.
Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas ¿cómo podrían Uds. comprarlos?
Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los oscuros bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto es sagrado a la memoria y al pasado de mi pueblo. La savia que circula por las venas de los árboles lleva consigo las memorias de los pieles rojas.
Los muertos del hombre blanco olvidan su país de origen cuando emprenden sus paseos entre las estrellas; en cambio, nuestros muertos nunca pueden olvidar esta bondadosa tierra, puesto que es la madre de los pieles rojas. Somos parte de la tierra y, asimismo, ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, la gran águila; éstos son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor de! cuerpo del caballo y e! hombre, todos pertenecemos a la misma familia.
Por todo ello, cuando el gran Jefe de Washington nos envía el mensaje de que quiere comprar nuestras tierras dice que nos reservará un lugar en el que podamos vivir confortablemente entre nosotros. Él se convertirá en nuestro padre y nosotros en sus hijos. Por ello consideramos su oferta de comprar nuestras tierras. Ello no es fácil, ya que esta tierra es sagrada para nosotros.
El agua cristalina que corre por ríos y arroyuelos no es solamente agua sino también representa la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos la tierra deben recordar que es sagrada y deben enseñar a sus hijos que es sagrada y que cada reflejo fantasmagórico en las claras aguas de los lagos cuenta los sucesos y memorias de las vidas de nuestras gentes. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.
Los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed; son portadores de nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si les vendemos nuestras tierras, Uds. deben recordar y enseñarles a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos y también lo son suyos, y, por tanto deben tratarlos con la misma dulzura con que se trata a un hermano.
Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. Él no sabe distinguir entre un pedazo de tierra y otro, ya que es un extraño que llega de noche y toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana, sino su enemiga, y una vez conquistada sigue su camino, dejando atrás la tumba de sus padres sin importarle. Le secuestra la tierra a sus hijos.
Tampoco le importa. Tanto la tumba de sus padres como el patrimonio de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, la tierra, y a su hermano el firmamento como objetos que se compran, se explotan y se venden como ovejas o cuentas de colores. Su apetito devorará la tierra dejando atrás sólo un desierto.
No sé, pero nuestro modo de vida es diferente al de Uds. La sola vista de sus ciudades apena los ojos del piel roja. Pero quizá sea porque el piel roja es un salvaje y no comprende nada.
No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ni hay sitio donde escuchar cómo se abren las hojas de los árboles en primavera o cómo aletean los insectos. Pero quizá también esto debe ser porque soy un salvaje que no comprende nada. El ruido sólo parece insultar nuestros oídos. Y, después de todo ¿para qué sirve la vida si el hombre no puede escuchar el grito solitario del chotacabras ni las discusiones nocturnas de las ranas al borde de un estanque?
Soy un piel roja y nada entiendo. Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque, así como el olor de ese mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado con aromas de pinos.
El aire tiene un valor inestimable para el piel roja, ya que todos los seres comparten un mismo aliento, la bestia, el árbol, el hombre, todos respiramos el mismo aire. El hombre blanco no parece consciente del aire que respira; como un moribundo que agoniza durante muchos días es insensible al hedor, pero si les vendemos nuestras tierras deben recordar que el aire nos es inestimable, que el aire comparte su espíritu con la vida que sostiene. El viento que dio a nuestros abuelos el primer soplo de vida también recibe sus últimos respiros. Y si les vendemos nuestras tierras, Uds. deben conservarlas como cosa aparte y sagrada, como un lugar donde hasta el hombre blanco pueda saborear el viento perfumado por las flores de las praderas.
Por ello, consideramos su oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarla yo pondré una condición: el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.
Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida. He visto a miles de búfalos pudriéndose en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo cómo una máquina humeante puede importar más que el búfalo al que nosotros matamos sólo para sobrevivir.
¿Qué seria del hombre sin los animales? Si todos fueran exterminados, el hombre también moriría de una gran soledad espiritual; porque lo que sucede a los animales también le sucederá al hombre. Todo va enlazado. Deben enseñarles a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros abuelos. Inculquen a sus hijos que la tierra está enriquecida con las vidas de nuestros semejantes a fin de que sepan respetarla. Enseñen a sus hijos que nosotros hemos enseñado a los nuestros que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra les ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo se escupen a sí mismos.
Esto sabemos: la tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece la tierra. Esto sabemos. Todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo va enlazado.
Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre no tejió la trama de la vida; él es sólo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a sí mismo.
Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, queda exento del destino común Después de todo quizás seamos hermanos. Ya veremos Sabemos una cosa que quizá el hombre blanco descubra un día: nuestro Dios es el mismo Dios. Uds. pueden pensar ahora que Él les pertenece, lo mismo que desean que nuestras tierras les pertenezcan, pero no es así. Él es el Dios de los hombres y su compasión se comparte por igual entre el piel roja y el hombre blanco. Esta tierra tiene un valor inestimable para Él y si se daña se provocaría la ira del Creador.
También los blancos se extinguirán, quizá antes que las demás tribus. Contaminan sus lechos y una noche perecerán ahogados en sus propios residuos.
Pero Uds. caminarán hacia su destrucción rodeados de gloria, inspirados por la fuerza del Dios que los trajo a esta tierra y que, por algún designio especial, les dio dominio sobre ella y sobre el piel roja. Ese destino es un misterio para nosotros, pues no entendemos por qué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes. ¿Dónde está el matorral? Destruido. ¿Dónde está el águila? Desapareció. Termina la vida y empieza la supervivencia".
lunes, 13 de septiembre de 2010
MUJER: Consejos para enfrentar la menopausia.
Los años pasan todo pasa factura y la palabra menopausia es una cosa terrible.
Primer paso para aliviar parte del miedo que está asociado con la menopausia es endender qué es la menopausia.En pocas palabras, es el momento en que los ovarios de una mujer dejan de funcionar.Los avarios controlan funciones como la producción de óvulos y los estrógenos. El cese de la producción de estrógenos puede aparejar a una fluctuación en los niveles hormonales y puede causar osteoporosis más tarde en la vida.
.-Hay una serie de síntomas que señalan el comienzo de la menopausia. Sangrado irregular los ciclos menstruales que son más largos o más cortos de lo normal, los sofocos y sudores nocturnos son algunos de los signos más comunes. Eso sí, no todas tienen los mismos síntomas.
.- La Terapia de Reemplazo Hormonal (TRH) ha sido el estándar de atención para las mujeres menopáusicas desde la década 1970. De hecho más de 40 millones de mujeres cada año reciben recetas de este tratamiento ha sido objetos de ataques, ya que se pensó que provoca un aumento en las enfermedades del corazón.
.-Para las mujeres que tienen miedo de la TRH como tratamiento para la menopausia existen otros medios del tratamiento. Las formas más populares de tratamiento alternativo implican el uso de plantas y vitaminas para suprimir los sintomas de la menopausia. Sin embargo, es mejor tener cuidado e investigar esas opciones antes de que un régimen se ponga en su lugar.
.-El uso de soja y la vitamina E como tratamiento para los síntomas de la menopausia están cobrando impulso entre las mujeres que no quieren usar la terapia de reemplazo hormononal.Sin embargo, estas opciones no han sido sometidos a la misma vigilancia que los medicamentos recetados. La razón de esto es que las vitaminas, minerales y otros métodos no tradicionales se clasifican como artículos alimenticios y no medicamentos. Por lo tanto los estudios que se pudieran haber realizado, no se realizan de conformidad con las directrices de la FDA.esto significa que cualquier información obtenida de estos estudios puede no ser exacta.
.-Es mejor hablar con su médico si usted sospecha que está entrando en las etapas tempranas de la menopausia. Juntos, serán capaces de decidir sobre un curso de acción para mitigar algunos de los aspectos más desagradables de este momento de su vida.
.-Por último, dejar bien en claro que la menopausia no se considerará completo hasta que exista la ausencia de un ciclo menstrual durante 12 meses consecutivos. Durante este tiempo, usted puede experimentar su ciclo de vez en cuando. Es importante señalar.Es importante señalar que el embarazo todavía puede ocurrir, si la menopausia no se ha completado. Sería conveniente seguir cualquier control de la natalidad que usted prefiera en la fase de la menopausia, si el embarazo no es deseado.
Menopausia Precoz.- Se llama menopausia precoz a cuando la menstruación desaparece antes de cumplir los cuarenta años, esto quiere decir que a la mujer que le suceda esto queda imposibilitada a tener hijos.
Este tipo de menopausia se hace presente en algunos casos por trastornos en los ovarios, anomalías genéticas o también por factores hereditarios. Una vez que los médicos encuentren la causa de la menopausia precoz es cuando se diagnostica el tipo de tramiento que la persona debe realizar.
La mujer que padece de menopausia precoz tiene insomnio, nerviosismo, calores, irritación, etc. Al igual que la menopausia común.
El tratamiento de la menopausia precoz imprescindible para prevenir ciertas enfermedades que están muy cerca de la misma. Algunas de ellas son problemas cardiovasculares u osteoporosis.
Es importante que sepas que si eres una mujer fumadora podrías adelantar la llegada de tu menopausia dos años antes de lo normal. Es por esta razón que nosotros les recomendamos a las mujeres que ralicen visitas frecuentes a su ginecólogo.
La Jaqueca y la Mujer.- Cuando la jaqueca o migraña nos molesta, siempre tendremos a tomar analgésicos, pero a nosotras las mujeres nos cuesta consultar el médico, generalment no solemos consultarlo proque tenemos miedo a que nos diga que padecemos de una enfermedad incurable.
El tratamiento para la jaqueca debe realizarse siempre con un médico y nunca se debe preguntar qué se debe tomar a una amiga o al empleado de la farmacia.
Mujeres debemos consultar al médico, porque los entendidos opinan que la jaqueca tiene un componente hereditario.
domingo, 12 de septiembre de 2010
Lo Bueno... Lo Malo... Lo Recomendable.
Las latas no son reusables. Cada persona tira a la basura alrededor de 300 kilos de latas al año. ¿No sería mejor utilizar envases de vidrio que sí son reutilizables?
Dí no a las bolsas y empaques para transportar las compras. Se requieren 12 litros de aceite mineral para fabricar 300 bolsas de plástico. Este combustible se puede usar con otros fines más necesarios.
Utilizar papel reciclado ahorra 50% de agua y 10% de electricidad que se utilizan para producir papel nuevo. Además, muchos árboles podrían salvarse si utilizaramos papel reciclado. No hay por qué tirar los cuadernos que aún tienen hojas limpias.
Los detergentes fosfatados contaminan el ambiente y producen eutrofia en los lagos y ríos. Es preferible utilizar detergentes que no contengan fosfatos.
El jugo de limón es un buen abrillantador. No contamina el ambiente como los productos comerciales. También hay que tener cuidado en el uso de suavizantes para la ropa o con los acondicionadores para el pelo.
Ducharnos ahorra más agua que si lo hacemos en la bañera.Necesitamos ahorrar agua también cuando nos lavamos los dientes o limpiamos la banqueta.
El matamoscas no contamina. Los insecticidas contaminan el ambiente y son muy tóxicos. El DDT puede producir cáncer a las personas.
Los empaques de papel y cartón contaminan menos que los envases de plástico. No debemos comprar un producto sólo porque nos gusta el envase. Mientras menos cubiertas tenga producirá menos basura.
Secar la ropa al sol no contamina. El uso de las secadoras de gas o de electricidad generan deterioro ambiental. Si no se puede evitar su uso, debe hacerse de una manera racional.
El agua muy caliente afecta las fibras de las telas, consume energía y por ello, puede generar deterioro ambiental. No es necesario lavar con agua a más de 60ºC.
Los blanqueadores que no contienen cloro o dioxinas son menos contaminantes. Debemos fijarnos en los ingredientes que se señalan en las etiquetas de los detergentes para escoger los que menos contaminan.
Los aromatizantes naturales como la lavanda, el membrillo o la manzana son menos tóxicos que los aromatizantes comerciales.
Un litro de aceite vertido al drenaje contamina miles de litros de agua pues custa mucho retirarlo para reciclarla. El aceite forma una capa lodosa que atasca los desagües y favorece el crecimiento de microorganismos.
Una colilla de cigarro contamina más de 30 litros de agua, algunos de sus componentes son cancerígenos y cuesta mucho trabajo y energía retirar sus derivados del agua.
En México se consumen enormes cantidades de refrescos embotellados en envases de plástico. Si utilizamos envases retornables evitaremos un gran deterioro ambiental. Los de vidirio son reutilizables, se utiliza menos energía en su producción y pueden aprovecharse aún cuando se encuentren en la basura.